¿Por qué es crucial una orientación alimentaria en el tratamiento de enfermedades?
¿Por qué es crucial una orientación alimentaria en el tratamiento de enfermedades?

¿Por qué es crucial una orientación alimentaria en el tratamiento de enfermedades?

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En la prevención, el tratamiento y la evolución de muchas enfermedades, así como para mejorar la calidad de vida de los pacientes, es crucial contar con una orientación alimentaria o dietética programada. Las normas de alimentación personalizadas, que se adaptan a las necesidades individuales de cada persona, desempeñan un papel fundamental en la gestión de la salud. Estas pautas nutricionales no solo son esenciales para mantener un estado nutricional adecuado, sino que también pueden ser determinantes en la recuperación de enfermedades, la optimización de tratamientos y la prevención de complicaciones adicionales.

Numerosas enfermedades, tanto agudas como crónicas, alteran las necesidades nutricionales del cuerpo y afectan la tolerancia a ciertos nutrientes. Estas alteraciones pueden ocurrir a través de diversos mecanismos fisiopatológicos que varían según la naturaleza de la enfermedad y su impacto sobre el organismo. Uno de estos mecanismos es el aumento en la utilización y el consumo de nutrientes, lo cual ocurre en situaciones como la malnutrición, la fiebre o las infecciones. Durante la fiebre, por ejemplo, el metabolismo del cuerpo se acelera, lo que incrementa las demandas energéticas y de ciertos micronutrientes, lo que hace que el organismo requiera una mayor cantidad de calorías y nutrientes para hacer frente a la respuesta inmunológica y a la reparación celular.

Otro mecanismo es la malabsorción de nutrientes, que se observa en enfermedades como la celiaquía o en pacientes que han pasado por intervenciones quirúrgicas que afectan el sistema digestivo, como la resección intestinal. En estos casos, el intestino pierde su capacidad para absorber eficientemente los nutrientes esenciales, lo que puede llevar a deficiencias nutricionales y a un deterioro generalizado del estado de salud. En estos contextos, la implementación de una dieta adaptada, que compense la deficiencia de nutrientes y facilite su absorción, se convierte en una herramienta clave para mejorar la salud del paciente.

Las pérdidas de nutrientes también representan un desafío importante. Condiciones como la diarrea crónica o las quemaduras severas aumentan la excreción de agua, electrolitos y otros nutrientes esenciales, lo que puede generar un desequilibrio nutricional significativo. En estos casos, es necesario reponer rápidamente los nutrientes perdidos, lo que requiere un plan de alimentación especializado para prevenir la desnutrición y otras complicaciones. Los pacientes con quemaduras, por ejemplo, tienen un gasto energético elevado debido al proceso de cicatrización de los tejidos, lo que demanda una mayor ingesta calórica y proteica.

En el caso de las enfermedades en las que hay absorción excesiva de ciertos nutrientes, como la hemocromatosis o la hipercalcemia, se requiere una intervención dietética para controlar el exceso de absorción y evitar la toxicidad. La hemocromatosis, una enfermedad genética que provoca una acumulación excesiva de hierro en el cuerpo, puede causar daño en órganos como el hígado, el corazón y el páncreas. En estos casos, se deben ajustar las pautas alimentarias para evitar el consumo excesivo de hierro y otros factores que promuevan su acumulación. Similarmente, en la hipercalcemia, donde los niveles de calcio en sangre son anormalmente altos, es necesario restringir ciertos alimentos ricos en calcio y ajustar la ingesta de otros nutrientes involucrados en la regulación del calcio.

El aumento de consumo de nutrientes también ocurre en trastornos como el hipertiroidismo, donde la glándula tiroides produce en exceso hormonas tiroideas. Este trastorno acelera el metabolismo general del cuerpo, lo que incrementa las necesidades energéticas y de ciertos micronutrientes. La alimentación debe adaptarse para asegurar un aporte adecuado de nutrientes que pueda contrarrestar los efectos del aumento metabólico sin sobrecargar al organismo.

Las alteraciones en la metabolización o excreción de nutrientes, observadas en enfermedades hepáticas y nefrológicas, requieren ajustes dietéticos precisos para prevenir el exceso o deficiencia de nutrientes. Las enfermedades hepáticas, como la cirrosis, afectan la capacidad del hígado para procesar y almacenar nutrientes, lo que puede llevar a una acumulación de toxinas y a desequilibrios nutricionales. Por otro lado, las enfermedades renales, como la insuficiencia renal crónica, alteran la excreción de productos de desecho y electrolitos, lo que requiere una planificación dietética para controlar la ingesta de proteínas, potasio, fósforo y sodio, entre otros.


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