Una condición fundamental para que el médico pueda identificar adecuadamente los problemas de salud de su paciente es dedicarle el tiempo suficiente durante la consulta, lo cual puede variar significativamente dependiendo de la urgencia de la situación. En algunos casos, como en emergencias o enfermedades graves, el tiempo de atención se ve limitado, lo que puede influir en la precisión del diagnóstico. Sin embargo, en situaciones menos urgentes, el médico debe contar con el tiempo necesario para realizar una anamnesis completa, observar con detenimiento y realizar un análisis exhaustivo de los signos y síntomas que el paciente presenta. Es importante que este tiempo no solo se dedique a la recopilación de datos, sino también a la construcción de una relación de confianza y comunicación efectiva entre el profesional y el paciente.
Otro aspecto esencial es la atención que el médico le presta al paciente durante la consulta. Esta atención no debe limitarse a escuchar de manera pasiva, sino que debe implicar una escucha activa, en la cual el médico se esfuerza por comprender profundamente lo que el paciente está expresando. Esto va más allá de simplemente oír las palabras; se trata de interpretar sus palabras y las emociones subyacentes, identificando posibles matices que puedan revelar más sobre la naturaleza del problema. A menudo, los pacientes pueden utilizar expresiones o describir síntomas que tienen un significado personal o subjetivo para ellos, el cual puede diferir del significado clínico o generalizado que el médico posee. Por ejemplo, lo que para un paciente puede ser una sensación vaga de «malestar», para el médico puede ser un síntoma específico asociado a un conjunto de enfermedades.
Es aquí donde el médico debe ser particularmente cuidadoso, ya que las palabras de los pacientes no siempre se alinean con los términos médicos convencionales. Los pacientes pueden tener dificultades para describir sus síntomas con precisión, lo que hace que algunos términos que utilizan no coincidan con la terminología técnica del médico. Además, cada paciente tiene su propio concepto y percepción del dolor, del malestar o de la enfermedad, lo que puede influir en cómo describe su condición. Por lo tanto, el médico debe estar constantemente verificando que está entendiendo correctamente lo que el paciente le está comunicando. Esto se logra mediante preguntas clarificadoras, repeticiones o parafraseo de lo que el paciente ha dicho, asegurándose de que ambos, paciente y médico, estén hablando el mismo idioma, no solo en términos lingüísticos, sino también en el plano conceptual.
La correcta interpretación de lo que el paciente expresa es crucial para evitar malentendidos que puedan derivar en diagnósticos erróneos o en la omisión de aspectos importantes de la condición del paciente. Este proceso de interpretación requiere habilidades de comunicación, empatía y capacidad de observación, ya que la información verbal debe complementarse con la observación de los signos no verbales, como el lenguaje corporal, el tono de voz y las emociones mostradas. El tiempo dedicado a estas interacciones y la atención al detalle en la comunicación son, por lo tanto, aspectos esenciales en el proceso diagnóstico y en la calidad global de la atención médica.
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