©️CASO CLÍNICO #9
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Una mujer de 45 años, sin antecedentes médicos relevantes, consulta por dolor abdominal recurrente en la región epigástrica, que se asocia con dispepsia, sensación de ardor y náuseas. Durante los últimos meses, ha sido tratada con antiácidos e inhibidores de la bomba de protones (IBP), sin embargo, el dolor persiste. En los últimos tres meses, ha notado una pérdida de peso inexplicada y presenta diarrea crónica con heces grasosas.

La paciente relata que el dolor estomacal comenzó hace aproximadamente un año, inicialmente en episodios, pero que con el tiempo ha ido volviéndose más constante. Además, menciona una creciente fatiga y dificultad para mantener su peso corporal. No tiene antecedentes de consumo crónico de antiinflamatorios no esteroides (AINEs) ni de infección por Helicobacter pylori.

Al examen físico, se observan signos de desnutrición leve. No se palpan masas en el abdomen, pero la palpación en la zona epigástrica provoca dolor. Los signos vitales se mantienen estables.

En las pruebas complementarias, se detecta un aumento en los niveles de gastrina en ayunas, lo que podría indicar una posible sobreproducción de ácido gástrico.

Pregunta: ¿Cuál de las siguientes condiciones es la más probable en este caso?

A) Síndrome de intestino irritable (SII)
B) Enfermedad celíaca
C) Síndrome de Zollinger-Ellison (SZE)
D) Úlcera péptica gástrica


Respuesta

C) Síndrome de Zollinger-Ellison

El síndrome de Zollinger-Ellison es una condición rara caracterizada por la secreción excesiva de ácido gástrico, generalmente debido a un tumor secretor de gastrina, conocido como gastrinoma. Esta hiperacidez es la causa principal de la aparición de úlceras pépticas en más del 90% de los pacientes que padecen esta enfermedad. Las úlceras en estos pacientes suelen ser solitarias y localizadas en el bulbo duodenal, aunque en algunos casos pueden ser múltiples o encontrarse más distalmente en el duodeno. Sin embargo, no se observan úlceras gástricas aisladas, lo que implica que la sobreproducción de ácido gástrico afecta principalmente al duodeno.

El diagnóstico del síndrome de Zollinger-Ellison es frecuentemente complicado, ya que los síntomas que presenta el paciente —como dolor abdominal, dispepsia, ardor, y náuseas— son comunes a otras causas de enfermedad ulcerosa péptica, lo que puede llevar a que el síndrome pase desapercibido durante años. En muchos casos, los pacientes son tratados inicialmente con inhibidores de la bomba de protones o antiácidos, sin que se logre una mejoría significativa. Esto se debe a que el exceso de ácido producido por el gastrinoma supera la capacidad de los medicamentos para reducir la secreción ácida, lo que hace que los síntomas persistan o incluso empeoren.

Además de las úlceras, otro síntoma común es el reflujo gastroesofágico, que ocurre debido a la elevada acidez gástrica, lo que irrita el esófago. La secreción excesiva de ácido gástrico tiene un impacto directo sobre la mucosa intestinal, ya que el ácido puede dañarla directamente, lo que a su vez puede desactivar las enzimas pancreáticas. Este proceso contribuye a la malabsorción de nutrientes, causando síntomas adicionales como diarrea crónica, heces grasosas (esteatorrea) y pérdida de peso inexplicada. Es importante destacar que, en muchos casos, la aspiración nasogástrica de ácido gástrico puede aliviar temporalmente la diarrea, lo que puede servir como una pista clínica importante.

La detección temprana del síndrome de Zollinger-Ellison es crucial, especialmente en pacientes con úlceras que no responden a los tratamientos estándar o en aquellos con úlceras gigantes (mayores de 2 cm) o localizadas más allá del bulbo duodenal. También debe sospecharse en casos de úlceras recurrentes, múltiples úlceras duodenales, o cuando las úlceras se asocian con síntomas de diarrea. Además, es importante tener en cuenta que la presencia de úlceras en pacientes con antecedentes familiares de úlceras, especialmente si hay sospecha de neoplasia endocrina múltiple tipo 1(MEN 1), también aumenta la probabilidad de un gastrinoma. Por otro lado, los pacientes con úlceras pépticas que son negativos para Helicobacter pylori y que no han estado expuestos a antiinflamatorios no esteroides (AINEs) también deben ser evaluados para esta enfermedad.

El diagnóstico se confirma mediante la medición de los niveles de gastrina en ayunas. Los niveles elevados de gastrina, junto con la presencia de los síntomas típicos de úlceras refractarias, pueden sugerir fuertemente la presencia de un gastrinoma. A partir de este punto, se pueden realizar pruebas adicionales, como la imagenología o una biopsia del tumor, para determinar su localización y naturaleza.


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